Digital y sostenible: así se imaginan los jóvenes el futuro de las ciudades

EL MUNDO. 10 de marzo de 2023. Los grandes núcleos urbanos deberán reinventarse para responder a las demandas de la creciente población juvenil. Un 60% de su población tendrán menos 18 años en 2030, según la ONU

Un gran imán. Eso es lo que son las grandes ciudades para los jóvenes. Un imán que los atrae irresistiblemente hacia sus luces de neón: sus grandes oportunidades laborales, su oferta cultural y de ocio, sus inmensas posibilidades de interacción social… Justo lo contrario de las zonas rurales, donde es más fácil ver el horizonte físico pero los horizontes vitales son mucho más estrechos.

Esa paradoja explica la pulsión permanente que sienten los jóvenes de cambiar los pueblos por las ciudades y las ciudades pequeñas por las grandes urbes. Pero hay una segunda paradoja en esa relación de atracción. “El precio de la vivienda y el del ocio ha ido expulsando a los jóvenes del centro urbano”, sostiene Carles Feixa, catedrático de Antropología Social de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

Experto en sociología de la juventud, ha teorizado sobre la relación histórica entre juventud y espacios urbanos. Un viaje que comienza con las plazas públicas y el concepto de noria (paseos arriba y abajo) y que va haciendo escalas sucesivas en los guateques, las discotecas, los pubs, “la reivindicación de la libertad en el uso del espacio público tras las restricciones impuestas por el franquismo”, las macro discotecas en las afueras y las raves.

“A partir de los 90, se produce una cierta periferización del ocio juvenil, porque las discotecas son trasladadas a polígonos y otras ubicaciones alejadas del centro de las ciudades”, explica Feixa, que habla también de una nocturnización de esa relación. Es decir, los jóvenes se fugan a espacios que se pueden costear, de los que pueden apropiarse o en los encuentran refugio de un mundo que los aparta. Porque, según Feixa, “en la definición de las ciudades se tiene en cuenta a los ancianos y a los niños, pero no a ellos”, que acaban replegándose a la habitación o el ciberespacio, dejando desiertos los antiguos lugares de interacción.

Reinventar las ciudades

Y ahí llega una tercera paradoja: las ciudades viven de espaldas al colectivo que la va a ocupar cada vez más masivamente. Según estimaciones de ONU-Hábitat, el programa de la ONU que trabaja por un mejor futuro urbano, el 60% de la población de las ciudades estará integrado por jóvenes menores de 18 años en 2030. O dicho en términos absolutos: casi 4.000 millones de personas por debajo de los 30 años vivirán en urbes antes de que acabe esta década.

¿No deberían cambiar las ciudades para adaptarse a las demandas de sus nuevos protagonistas? Entre otras cosas, porque la propia juventud se ha ido alargando como etapa vital: cada vez se reivindican como jóvenes grupos de personas de mayor edad que hacen un uso del espacio urbano similar al de los chicos y chicas que atraviesan la veintena.

Los jóvenes deberían estar en el centro de la construcción de ’smart cities’.

De esa juventud extendida habla Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), que vaticina toda una metamorfosis urbana: “El ágora griega como punto de reunión, y después la plaza mayor, han experimentado mucha evolución y habrá que reinventar sus funciones otra vez, porque los jóvenes ya tienen sus propios espacios virtuales de reunión en el ciberespacio y el metaverso”, responde, convencido de que “acabará habiendo una nueva demanda de ciudad y espacios abiertos”.

Herráez coincide con Feixa en que las smart cities tenderán a la hibridación entre el mundo físico y el virtual, entre las relaciones presenciales y las digitales. “A diferencia de los adultos, los jóvenes no lo viven como una dualidad, sino como un continuo que se entremezcla constantemente”, alerta el segundo. Por tanto, la tendencia lógica, en palabras de Herráez, es que “en el diseño de las ciudades se vaya asumiendo la importancia de los dispositivos digitales, se prevean puntos de recarga alimentados por placas fotovoltaicas, cobertura wifi, puntos de realidad aumentada…”

Junto con la digitalización, el decano del COAM alude a otra gran demanda de las nuevas generaciones: la sostenibilidad, que es percibida por ellos como más irrenunciable y urgente, si cabe, que para el resto de la población. Para ellos son fundamentales sistemas de gestión de residuos que permitan potenciar la economía circular, la utilización de energías limpias, la descarbonización del transporte…

Distrito Zeta: un barrio para pos-millennials

Hace algo más de tres años, la inmobiliaria Urbania se propuso crear un barrio a medida de esas nuevas demandas de ciudad. Para ello, reunió a varios grupos de unos 13 jóvenes, a medio camino entre las generaciones Alfa y Zeta. Les preguntaron cómo se imaginaban la ciudad perfecta en conversaciones en las que participó también un experta en urbanismo accesible y un experto en formación con Lego. El resultado de aquellas deliberaciones es Distrito Zeta, un nuevo barrio de 66 hectáreas y 3.500 viviendas que acaba de empezar a construirse en Málaga y que recibirá a sus primeros inquilinos en 2025.

Su definición está llena de guiños a los pos-millennials, como espacios exteriores gamificados por medio de realidad aumentada, puntos de recarga para móviles, huertos urbanos, espacios de juegos intergeneracionales, parques temáticos para perros y hasta hoteles para insectos…

“De base, tienen la sostenibilidad muy integrada y nos reclamaban que hubiera una mayor presencia de la naturaleza en las ciudades”, subraya Víctor Troyano, el arquitecto de Urbania al frente del proyecto. “También nos insistieron mucho con las energías renovables, porque no se imaginan el futuro con vehículos de combustión, así que nos pidieron que hubiera muchas electrolineras”, añade. Como consecuencia de esa petición, Distrito Zeta contará con 40 puntos de recarga eléctrica para vehículos, los mismos que hay actualmente para toda la ciudad de Málaga.

“Algunos también hablaban de que la tecnología debía estar al servicio de la comunidad y de la interacción, y nos pedían crear espacios de convivencia en las zonas verdes que permitieran estrechar lazos y quedar en ellos para interaccionar juntos con sus dispositivos”, comenta Troyano. Innovaciones que funden la arquitectura y el urbanismo con la sociología para responder a los valores y las necesidades de las nuevas generaciones de ciudadanos. Esos que llegan en masa a los grandes núcleos urbanos esperando encontrar lugares habitables más allá de las luces de neón.

 

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